Bien común

viernes, 6 de agosto de 2010 | | 0 comentarios

Ojalá cambiar el mundo fuese tan fácil como comprarse algo para beber o sentarse a ver televisión. Cambiar el mundo no es una tarea sencilla, sobretodo, porque cada uno de los que habitamos el planeta tierra, tenemos concepciones totalmente diferente acerca de nuestro ideal de vida. Incluso, los que nos sentimos más cercanos a otros, tenemos pequeñas diferencias, pero que en todo caso, permiten de hacer la diversidad de pensamiento (y cultural) algo que va más allá de la simple teoría.

Lo importante, de todas formas, está en destacar y resaltar todas aquellas mentalidades que busquen cambiar la realidad no para provecho personal, sino para alcanzar el bien común, aquella preciada meta que se viene buscando desde tiempos lejanos. Y es que bien común no es un anhelo exclusivo de nosotros, los revolucionarios con ideas de izquierda, socialistas y demás ; sino que es un tema tratado por diferentes pensadores o intelectuales, incluso anteriores al surgimiento del socialismo o las corrientes políticas propiamente tal.

De cualquier forma no es mi objetivo agotar aquí al lector con datos históricos, ya que el tema de fondo es desentrañar un poco esto del bien común y su importancia cuando se trata de buscar cambios importantes. Todo esto bajo el alero de producir un bien para todos, no sólo para uno, como mencioné antes. El bien común, o el ideal de éste, es una masa enorme e infinita, moldeada por tantas personas, que con sus manos depositan en él sus propios deseos, no todos buenos por cierto. Imagínemos que alguien supone, de buena fe o no, que el bien común es el completo sometimiento a sus designios. Si se analiza esto, se podrá dilucidar que lo que en realidad supone, es el deseo personal de poder del emisario.

El bien común por tanto, debe sustentarse de ideas libres de cualquier individualismo negativo, debe buscar la felicidad de todos o la mayoría de no ser posible lo primero. El ideal de una sociedad más justa e igualitaria, perfectamente podría ser el bien común cultivable e alcanzable. Todo esto depende de ir agregándo a la masa, elementos positivos que permitan su desarrollo y sustento.

Lo importante, al final de todo, es procurar que lo que se ha formado por bien común no responda al deseo y beneficio personal de unos pocos, sino que busque la felicidad y bienestar de los demás y de nosotros mismos, por supuesto.