Deberes revolucionarios

Revolución se define como el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato. Se puede producir en varios ámbitos al mismo tiempo, tales como económicos, culturales, religiosos, políticos, sociales, militares, etc.

Más allá de que podamos compartir este concepto o no, lo importate es sí tener en claro una cosa. Emulando un poco a Ernesto "Che" Guevara, la revolución no es sólo para tenerla en la boca, es para llevarla en el corazón, y morir por ella.

Y es que, esencialmente, el ser revolucionario y por consecuencia, pasar a denominarse revolucionario no tan sólo implica contagiarse de un ideal, que por cierto es importante; sino que también, el comprometerse totalmente con la causa y con todo lo que implica. Dentro de esta misma línea, y citando de manera no textual a Guevara, es que el amor que todo revolucionario debe albergar dentro sí, debe ser el motor de lucha, que disipe cualquier temor y duda sobre lo que hacemos o queremos hacer.

Cuando ya se tiene más o menos claros estos aspectos cambios, es que hay que entrar a analizar qué cosas hacer para vivir la revolución. Ojo que por ésta, aunque históricamente se denote así, no debe entenderse como procesos a macroescala, porque bajo mi opinión personal, uno puede y debe por revolucionarse a si mismo primero.

Esto último, desde luego, implica la más minuciosa introspección, sobre aquellos hábitos y comportamientos contradictorios con mi ideal. Luego, las cosas más pequeñas pueden significar pasos gigantes para contagiar a las demás personas de nuestro germen rebelde. Desde botar un papel a la basura o la solidaridad espontánea de ayudar a quienes lo necesiten, desde leer a consciencia y compartir, todo esto va cimentando los pasos de una vanguardia revolucionaria educada y correcta.

No basta con declararse abiertamente socialista, hay que además, reunir todos los demás factores que me ayuden a crecer como persona. Porque señores, la revolución parte por casa.