La coronela Amelia Robles.

lunes, 26 de septiembre de 2011 | |

La dinámica de la revolución del sur se hizo posible gracias a la más amplia participación de hombres y mujeres que empuñaron las armas no sólo contra la dictadura, sino también contra las direcciones burguesas que los traicionaron. Durante diez años, vencieron y fueron derrotados, siempre desconfiando de sus enemigos de clase. Fue la represión y el asesinato de Zapata lo que "pacificó" a las masas del sur y sobre esta derrota se erigió el nuevo Estado mexicano, que dejaría inconclusas las demandas de millones de explotados y oprimidos en el campo: tierra y libertad. La historia oficial tampoco reconoce el rol que jugaron las mujeres, columna vertebral del Ejército Libertador del Sur, en la revolución. Pero menos aún, la de aquellas que obtuvieron puestos de mando por su valentía y su capacidad en el terreno militar, la cual fue clave para que un ejército poco entrenado y disperso pudiera tomar el control de un amplio territorio y cercar la capital del país. Nació el 3 de noviembre de 1889 en Xochipala, Guerrero. La revolución la alcanzó cuando tenía veintiún años de edad. En una entrevista, cuando le preguntaron qué sintió al estar frente al pelotón de fusilamiento, Amelia respondió: "Mire amigo, con toda franqueza puedo decirle que nada". Estuvo al mando de destacamentos de seiscientos hombres; veteranos como el general zapatista Jesús Patiño estuvieron bajo sus órdenes. Fue destacada en realizar los planos topográficos para los revolucionarios en Morelos y Guerrero y por las múltiples ocasiones en que emboscó a los federales. Los testigos que la conocieron y sobrevivieron hablan de su bravura, su capacidad para "cargar gente" y sus cualidades en el terreno militar. Murió el 9 de diciembre de 1984. La periodista Gertrude Duby decía acerca de ella: "era necesario ver a esa mujer legendaria. Hasta en las montañas de Chiapas oía hablar de ella." De Chilpancingo hasta Chiapas, las voces ancianas de los zapatistas sobrevivientes heredaron el nombre de Amelia Robles a sus descendientes. Como mujeres, tenemos la obligacion de hacer salir a flote la "otra historia" de nuestras mujeres revolucionarias, una otra historia que se forje desde abajo, no desde los ojos de los de arriba, sino desde los ojos de quienes lo vivieron; una historia que construimos los oprimidos y oprimidas, los que tenemos la verdadera voz de la tierra.

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